LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL COMUNICADOR

Actualmente nos movemos en un entorno social saturado particularmente de imágenes, no por ello podremos decir que sea una sociedad informada; particularmente porque muchas veces no se cuenta con información fundamentada que es lo que se pretende comunicar con las imágenes presentadas y dejamos la responsabilidad a la frase una imagen vale más que mil palabras.
La sociedad se está caracterizando por no tener un nivel sólido de conocimiento, no le interesa, no le preocupa; es una comunidad que no lee. Entonces ¿en quién recarga la necesidad de adquirir el mismo? Al preguntárselos afirman confiar en los medios de comunicación, en personalidades reconocidas a través de la prensa y de la pantalla, además de informarse se instruyen para formarse un criterio, una postura, una cultura; por lo tanto dejan al profesional de la comunicación la misión de adquirir herramientas e instrumentos vigentes, verdaderos y efectivos para asistirlos en la tarea de comprender para participar del quehacer de vivir. Un comunicólogo responsable de su conocimiento analítico y reflexivo, tiene como obligación de instruirse, de actualizarse; ser un profesional que si bien cuestiona, observe, pregunte con inteligencia, investigue, pero que también lea; un comunicólogo que tenga hambre, pasión y compromiso con las letras, para adquirirlas con avidez y emitirlas con fuerza.
Hoy por hoy un profesional de la comunicación tiene la enorme tarea de invitar a su lector, a su escucha a acercarse a la lectura, como soporte, como cimiento, como ventana o como cobijo para adquirir conocimiento; ser ejemplo de valores positivos, constructor de sociedades participativas con fundamento, para ayudar al crecimiento de sus comunidades y al enriquecimiento moral, de valores y competitividad en la sociedad.